José Manuel Bermúdez

José Manuel Bermúdez Esparza nació en Las Palmas. Si estas Islas estuvieran peor de lo que están (hay quien lo pretende día a día), sería motivo suficiente para quedar apartado de la carrera por la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife. Dice Bermúdez (acabado en zeta) Esparza (ozú, también tiene zeta) que «todo aquel que ama esta ciudad [Santa Cruz de Tenerife] quiere ser alcalde», pero eso no debe ser verdad. En realidad, José Manuel quiso decir: «todo aquel que quiere ser alcalde quiere ser alcalde». Ha publicado La Opinión una entrañable semblanza del vicepresidente del Cabildo de Tenerife, casi hagiográfica, plagada de detalles irrelevantes: que llegó a la política tan jovencito, que empezó en la cuarta planta y ahora su despacho (cuyas paredes son de color crema) está en la baja, que le gusta sentarse en la Plaza del Príncipe o que tiene en la mesa un pañuelo de la Virgen del Socorro y una estampa de la de Candelaria. A pesar de la exquisitez literaria y de la enjundia analítica del texto, lo mejor es, sin duda, la foto. Bermúdez figura retratado con una añepa y un garrote. ¡Qué gran idea! Sólo le falta quedarse en taparrabos y posar ante Pepe Abad para presidir, en bronce, su propia rotonda.


Bermúdez, su añepa y su garrote. Foto D. Padrón. La Opinión

Juan Fernando López Aguilar

Dar vueltas es lo que ha hecho últimamente Juan Fernando. Llegó a la rotonda procedente de una calle de Las Palmas y tiró por la carretera de Madrid. Allí dio unas cuantas vueltas y cogió más tarde por la avenida Ministerio de Justicia. Él estaba muy a gusto conduciendo su cochazo de notario mayor del Reino por esa vía tan ancha y prometedora, pero llegó un agente de tráfico (que era, además, presidente del gobierno) y le obligó a dar media vuelta. Otra vez a la rotonda. Y de la rotonda salió de nuevo en dirección a las Islas por una callejuela. Vino, vio y venció. Vaya si venció. Enhorabuena. Pero, ya se sabe, Paulino y José Manuel lo tenían todo hablado. Adiós Juan Fernando. Demasiadas vueltas a la rotonda canaria. Ni se iba ni se quedaba. Al final, aquel mismo agente de tráfico le dijo que tomara la autopista de Europa. Y allí sigue. El PSC-PSOE es el que esta ahora atrapado en la rotonda Juan Fernando López Aguilar.


JFLA toca la guitarra.


JFLA con la chaqueta a lo Paulino. Foto El País

Ángela Mena

Algunas rotondas canarias carecen de nombre y de escultura que las adorne. La imaginación de nuestro pueblo debe ponerse al servicio de una noble causa: que ninguno de estos espacios circulares quede huérfano de identidad. Como cualquier propuesta es bienvenida, aquí va la primera. Propongo que una de las rotondas anónimas quede bautizada como Rotonda Ángela Mena. Natural de Cuenca y concejal nacionalista [canaria] en el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, la señora Mena intervino el pasado sábado 9 de enero como madrina en el acto de entrega de una bandera [española] al Mando Naval de Canarias, celebrada en el Muelle de Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria. Ataviada con traje largo negro y mantilla [española], la señora Mena, esposa del presidente del Gobierno [canario] Paulino Rivero, presentaba un aspecto típico [español] que bien podría servir de modelo a cualquier escultor isleño para trasladarla al barro y del barro al bronce. Así podría presidir alguna rotonda, preferentemente alguna en la que quede izada la enseña española. Para el ornato floral podrían emplearse claveles reventones, rojos y amarillos.


Una mujer de bandera. Fotografía ACFI PRESS / ABC


Ángela está menísima con ese vestido. Fotografía C7