José Manuel Bermúdez

José Manuel Bermúdez Esparza nació en Las Palmas. Si estas Islas estuvieran peor de lo que están (hay quien lo pretende día a día), sería motivo suficiente para quedar apartado de la carrera por la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife. Dice Bermúdez (acabado en zeta) Esparza (ozú, también tiene zeta) que «todo aquel que ama esta ciudad [Santa Cruz de Tenerife] quiere ser alcalde», pero eso no debe ser verdad. En realidad, José Manuel quiso decir: «todo aquel que quiere ser alcalde quiere ser alcalde». Ha publicado La Opinión una entrañable semblanza del vicepresidente del Cabildo de Tenerife, casi hagiográfica, plagada de detalles irrelevantes: que llegó a la política tan jovencito, que empezó en la cuarta planta y ahora su despacho (cuyas paredes son de color crema) está en la baja, que le gusta sentarse en la Plaza del Príncipe o que tiene en la mesa un pañuelo de la Virgen del Socorro y una estampa de la de Candelaria. A pesar de la exquisitez literaria y de la enjundia analítica del texto, lo mejor es, sin duda, la foto. Bermúdez figura retratado con una añepa y un garrote. ¡Qué gran idea! Sólo le falta quedarse en taparrabos y posar ante Pepe Abad para presidir, en bronce, su propia rotonda.


Bermúdez, su añepa y su garrote. Foto D. Padrón. La Opinión